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EL VIEJO EN SU PALANQUÍN ___________________________________________________________________________________ Aquí estoy padre, donde caíste tú. Donde cayeron tantos otros antes... y tengo miedo. Algunos dicen que la historia la escriben los vencedores; otros, que es hija de los supervivientes. Pero después de tantos años, mi experiencia es otra. La historia en la que creo, aquella que pasa de padres a hijos, la que se aprende bajo la luz de las estrellas... Sí, en mi opinión el pasado lo moldeamos los más cascarrabias. Esa es mi verdad. Cuán lejanos aquellos años, tantas lunas atrás. Yo escurriéndome bajo los carromatos buscando oír algo, aquellas conversaciones prohibidas en las noches de nuestro campamento de invierno. Sombras en penumbra sentadas alrededor de aquella fogata, con sus temblorosas llamas danzando al capricho de algún alocado dios. Bajo las estrellas se narraba el pasado de nuestro pueblo, fluían los misterios del ritual; y siempre con la presencia de aquel

CAPITULO 6. – ¿QUIÉN MATÓ AL REY PUTERO? – Así que a Chilperico me le han matado, pero qué cabrones son. Con el juego que daba el hombre. También tiene mala baba que me le fueran a liquidar en su momento más florido, cuando revoloteaba por los pasillos feliz como una perdiz gracias al nacimiento de su retoño y con la futura boda de su hija en el horizonte. Pero a todas estas, ¿Qué le hicieron al pobrecito?, ¿cómo me lo han matao?. Pues nada, que por lo visto el truhán se veía tan contento que se animó a agarrar el caballo, salir al campo y disfrutar de una alegre velada de cetrería. A resultas, Chilperico salió, respiró aire puro, mató tres o cuatro conejos, se pulió un bocadillo de morcilla bajo la sombra de los pinos, y a su regreso a palacio le dio un apechusque y se murió. Nadie sabe quien fue el inductor, es uno de los grandes enigmas de la época que nunca se ha podido esclarecer. Son varias las hipótesis y las posibles autorías. Unos culpan a Brunequilda, otros a la propia